16 de febrero de 2020
1318 • AÑO XXVIII

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Sacramentos de vida cristiana 

El sacramento de la Penitencia en la historia de la iglesia 

Analizando la vida de la Iglesia, desde sus comienzos hasta nuestros días, vemos que el modo de practicar el sacramento de la Penitencia no fue siempre el mismo a lo largo de las distintas épocas.

LA PENITENCIA “ANTIGUA”, “CANÓNICA” O “PÚBLICA” (SIGLOS III-VI).

Hasta la primera mitad del siglo II, cada Iglesia local resolvía los casos de infidelidad uno a uno, como mejor podía. Las comunidades cristianas permanecieron muy marcadas por el clima escatológico de la espera de una Parusía inminente. Se comprende que, en tales condiciones, los casos de infidelidad a las promesas bautismales fuesen relativamente raros. Pero la situación parece cambiar en Roma, hacia mediados del siglo II, según lo demuestra un interesante libro que hace de eslabón entre la práctica penitencial de la Iglesia apostólica y el primer tipo de penitencia organizada y estructurada en la Iglesia post-apostólica. Es la obra El Pastor, atribuida Hermas. 

LA OBRA “EL PASTOR” DE HERMAS (SIGLO II).

De esta obra de Hermas podemos sacar las siguientes conclusiones: Según algunos doctores contemporáneos de Hermas, no hay más penitencia que la del bautismo, por el que se perdonan todos los pecados. Por tanto, pedagógicamente no es conveniente hablar de una “segunda penitencia” a los recién bautizados o a los que se preparan para recibir el Bautismo, puesto que éste significa una renuncia total y definitiva al pecado. No obstante, el Señor ha querido, dada la fragilidad humana, que hubiese una segunda penitencia, que es la única que requiere la Iglesia; después de la cual no hay ya más opciones. Esta sería la penitencia eclesiástica oficial. 

Este principio de Hermas va a ser seguido con todo rigor en la administración de la Penitencia eclesiástica durante los primeros siglos. 

Pero esta penitencia postbautismal única había sido originariamente una medida anti-rigorista que miraba, con una perspectiva escatológica, no a una institución sino a la actitud del pecador, se convirtió a finales del siglo II en una institución canónica rigurosa, a veces muy cercana al rigorismo

TERTULIANO (SIGLO II)

De las obras de Tertuliano sobre la penitencia se deduce que la penitencia eclesiástica se encontraba en Occidente bien organizada. A partir del siglo IV se va regulando según normas cada vez más precisas. Pero aquí entra en juego un factor muy importante que hay que tener en cuenta: la paz de Constantino. Ahora la Iglesia puede extenderse y afianzarse sin trabas. Terminadas las persecuciones afluyen los convertidos, cuyas motivaciones no son siempre ni necesariamente las mismas que en los períodos heroicos. Y así comienzan a multiplicarse los problemas relativos a la penitencia, lo cual obliga a la Iglesia a organizar su doctrina y práctica sacramental.

Ignacio Fernández
Sacerdote diocesano