9 de febrero de 2020
1317 • AÑO XXVIII

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Sacramentos de vida cristiana

 La evolución del Sacramento de la Penitencia

Hasta el siglo XII no se elabora el primer estudio teológico sistemático sobre el Sacramento de la Penitencia. Fue entonces cuando se estabilizaron en la Iglesia latina las formas externas de la penitencia.

LA PRÁCTICA DE LA PENITENCIA SEGÚN EL NUEVO TESTAMENTO
En el Nuevo Testamento no hay muchos datos sobre una práctica de la reconciliación en las comunidades cristianas. No olvidemos que los cimientos de estas comunidades eran la llamada a la conversión y a la fe, la predicación del amor y de la misericordia de Dios y la manifestación del perdón como signo de la presencia de Cristo entre los hombres y como exigencia del amor fraterno. Con otras palabras, una verdadera conversión.

El bautismo hace al hombre morir al pecado y al dominio del pecado (Rm 6,3-11). Por lo tanto el cristiano no debería pecar ya; pertenece a un mundo distinto del mundo pecador (1 Jn 3,9). Para Pablo, la Iglesia es una comunidad “sin mancha, santa e inmaculada” (Ef 5,27), templo del Espíritu Santo (1 Co 3,16-17). Por eso los cristianos son llamados “santos” (1 Co 1,2).

Pero estas primeras comunidades cristianas eran conscientes, al mismo tiempo, de la posibilidad y de la existencia del pecado en sus miembros. El mismo San Pablo habla con realismo de falsos apóstoles (2 Co 11,13), de falsos hermanos (Ga 2,4; Cl 10,2.12), de cristianos pecadores y no convertidos (2 Co 12,21), de cristianos que son peores que los paganos a pesar de que siguen siendo hermanos (1 Co 5,1 ss.). Pedro tiene que enfrentarse duramente al engaño de Ananías y Safira (Hch 5,1-11) y Pablo se ve obligado a denunciar severamente la situación de incesto en que vive un miembro de la comunidad de Corinto (1Co 5, 1-13). Pero de todas formas saben que el pecado puede ser perdonado.

De la práctica de la penitencia en las primeras comunidades cristianas podríamos sacar las siguientes conclusiones: a) La Iglesia actúa convencida de que ha recibido de Cristo el encargo y el poder de perdonar todos los pecados de los cristianos pecadores arrepentidos; b)La conversión y la reconciliación del hermano pecador se desarrollaba según dos formas diferentes: 1) una forma ordinaria (corrección fraterna, oración, ayuda, etc.) y 2) otra forma más solemne, sobre todo para los pecados más graves (separación del hermano pecador de la comunidad de los fieles). Pero siempre con miras a la conversión del pecador y a su readmisión en la comunidad. Esta práctica penitencial es ejercida por toda la comunidad, pero con una intervención especial de sus jefes o ministros. Pero no hay en el Nuevo Testamento ningún indicio claro sobre un rito de reconciliación.

Ignacio Fernández
Sacerdote Diocesano